¡Una casa, totalmente para sí misma! El Glaagut fue mencionado por primera vez en documentos en 1377, pero la historia de la casa probablemente se remonta hasta finales del siglo XII. Los muros de carga, de metros de grosor - de pura piedra y madera centenaria, golpeados según la luna, son el abrigo que le da a la casa su incomparable encanto. En el interior, la madera clara, mucha luz y grandes espacios esperan a los huéspedes. En los últimos años, la casa ha sido renovada con cuidado, sin perder su carácter. En los pisos superiores se encuentran las habitaciones, en la planta baja la sala, la "Kuchi". Todo lo nuevo se ha incorporado de forma discreta y hábil - sutil y a la vez visible. Donde fue posible, se ha conservado la antigua estructura y se ha renovado con mucho amor; muebles de alta calidad se fusionan con bonitos detalles y resultan en una convivencia armoniosa.